Hoy (10/10/2016) leo en la edición impresa de la La Vanguardia un articulo escrito por David Guerrero, sobre el papel de los rebaños en las ciudades. El articulo se ilustra con una foto de un pastor con un rebaño de ovejas con skyline de Barcelona (España, Cataluña) al fondo.
Esta imagen me ha recordado esta fotografía tomada por mi mismo, hace un par de años, en el Campus de la Universidad de Lausanne (Suiza).
Pastoreo en el Campus de la Universidad de Lausanne (Suiza) |
En ella se ve un pequeño rebaño de ovejas pastando en uno de los taludes de la infraestructura que da acceso a la Universidad de Lausanne.
Siempre he visto con buenos ojos el papel de la ganadería en los espacios periurbanos, no sólo de la ganadería semi-extensiva (ovejas y cabras) si no también el de pequeñas explotaciones de aves de corral (de menos de 5000 aves) o cunículas y si me apuran de pequeñas explotaciones porcinas, donde los cerdos sean criados de forma ecológica. La ganadería puede ser un buen complemento económico para las explotaciones agrícolas periurbanas.
En el articulo de la Vanguardia se citan los servicios que ofrecen estos rebaños semi-extensivos: De mantenimiento del paisaje y de gestión de las zonas forestales (bosques, arbustos y pastos) especialmente importante en la prevención de los incendios forestales, y si me permiten añadiría la preservación de caminos agropecuarios que históricamente se utilizaban para la trashumancia.
Pequeña explotación ecológica de cerdos (60 animales) en la área de Ginebra (Suiza). |
Por lo tanto estaremos de acuerdo que estos rebaños por su papel en el paisaje generan beneficios a todos los ciudadanos.
Ahora bien, una explotación ganadera semi-intensiva precisa de un corral para que las ovejas permanezcan unas 8 horas al día (las nocturnas). Este corral debe estar provisto de agua y cumplir con las normativas de bienestar animal.
En este punto estos beneficios empiezan a chocar con la legislación urbanística. Muchos Ayuntamientos prohíben la instalación de granjas a menos de 500 o 1000 metros de núcleo urbano, alguna legislación sectorial, como la del porcino por ejemplo, prohíbe la construcción de granjas en franjas de 25 m a 100 m de vías de comunicación (por temas de sanidad animal). También hay ayuntamientos periurbanos de la Región Metropolitana de Barcelona que directamente no permiten la instalación de granjas en su termino municipal.
Explotación lechera periurbana en el Parque Agrario de Milán (Itália). |
El tema de la tramitación urbanística se puede complicar si estos ganaderos por razones de oportunidad deciden dar un paso mas e instalar pequeños mataderos y salas de despiece, en el caso de aves o conejos, instalaciones para la elaboración de productos lácteos (quesos o yogures) en el caso de los rebaños ovinos y caprinos o elaboración de alimentos cocinados o precocinados.
Por estos es importante garantizar la viabilidad económica de estas explotaciones agrícolas periurbanas par que éstas nos ayuden en la gestión del territorio.