La
Organización Mundial destinada a la Agricultura y la Alimentación (FAO), define
la agricultura urbana como la actividad agrícola que se lleva a cabo dentro de
la ciudad o en sus espacios más colindantes (áreas suburbanas o periurbanas) y
que se destina a la producción de alimentos, así como a servicios (no
alimentarios) que benefician al conjunto de la sociedad.
En
los países desarrollados se puede establecer una diferencia muy marcada entre
la agricultura que se lleva a cabo dentro de las ciudades y la agricultura que
se lleva a cabo en los espacios periurbanos.
La
agricultura dentro de las ciudades no tiene un fin productivo. Los alimentos
son para autoconsumo de los ciudadanos que los cultivan. Eso no quiere decir
que este tipo de agricultura no produzca un conjunto de servicios para la
sociedad. Entre estos servicios cabe destacar: la importante relación social
que se establece entre los ciudadanos que cultivan conjuntamente en huertos
urbanos, los beneficios que puede tener los usuarios por realizar periódicamente
una actividad de física de baja intensidad o por incorporar en su dieta las
hortalizas que ellos mismos producen, y un incremento en la biodiversidad de
nuestras ciudades.
La
agricultura urbana que se lleva a cabo en escuelas se usa como herramienta
educativa, o si esta se realiza en centros para
personas mayores o en centros que atienden a personas con algún tipo de
enfermedad o minusvalía ésta se usa como herramienta terapéutica.
También
la agricultura urbana tiene una motivación reivindicativa para reclamar otro
modelo de ciudad.
Agricultura Urbana reivindicativa Barcelona. |
Si
alguien se pregunta cómo es que la agricultura urbana no tiene una función productiva
dentro de las ciudades, la respuesta es fácil según la legislación urbanística
española o catalana la actividad agrícola, que genera un negocio, no se permite
dentro de las ciudades. La legislación de sanidad alimentaría obliga a que
exista una trazabilidad entre el consumidor final y el productor.
La
necesidad de construir ciudades cada vez más sostenibles hace que los espacios
suburbanos o periurbanos pasen de ser espacios a la espera de transformaciones
urbanas a convertirse en espacios esenciales para la sostenibilidad de las
ciudades.
Los
espacios periurbanos de la Región Metropolitana de Barcelona (Cataluña, España)
ha estado tradicionalmente cultivados, como mínimo durante 2000 años (la
mayoría de las ciudades fueron fundadas por los romanos). La expansión de las
ciudades y de sus infraestructuras y la avidez de las mismas por terrenos llanos
(igual que la agricultura) han hecho desaparecer las actividades agrarias cerca
de nuestras ciudades. También no hay que menospreciar el bajo peso del sector
agrario y sobretodo el elevado coste de oportunidad de estos espacios agrícolas
con otros usos del suelo.
He
llevado a cabo un sencillo ejerció de valorar la actividad agraria en 5
ciudades de la Región Metropolitana de Barcelona (Alella, Badalona, Mataró,
Teià y Vilassar de Mar). Para ello he utilizado la superficie agraria por
municipio, según el Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña y
los coeficientes de producción estándar del Ministerio de Agricultura (estos
coeficientes sólo valoran la producción agrícola, no se incluye el valor de los
servicios ecosistémicos que nos proporciona la agricultura).
Superfície agrícola por municipios y valor estimado de la producción |
Podemos
ver como en estos municipios hay cierta desigualdad en la superficie agrícola, de las 117 ha de Vilassar de Mar a las 5 ha. de Badalona, dónde la actividad
agraria es testimonial.
Otro
aspecto es el valor estimado de la producción agrícola. Nos encontramos con
municipios con superficies agrícolas similares (Alella, Mataró y Vilassar de
Mar) pero con valores muy dispares. Esto se debe a la presencia en estos
municipios de cultivos de huerta o cultivos de plantas ornamentales, cultivos
mucho más productivos desde el punto de vista económico que los viñedos o los árboles
frutales.
Cultivo de rosas para flor cortada Teià |
A la vista de estas diferencias de los valores de la producción agrícola y con el
convencimiento de que la mayoría de ayuntamientos están por favorecer las
actividades agrícolas en sus municipios, no solamente por los productos
agrícolas sino también por los numerosos servicios que prestan a los
ciudadanos. Se me plantean las siguientes dudas:
¿Cómo
puede ayudar el planeamiento urbano al mantenimiento de la actividad agrícola?
¿Ha de favorecer el planeamiento urbano algunos cultivos en detrimento de
otros? ¿Ha de favorecer las pequeñas actividades agro-industriales? ¿Y las
ganaderas? ¿Y las actividades no agrícolas como el turismo, el ocio, las
educativas…?